Esta bebida es deliciosa, pero poco saludable
Los raspados mexicanos son un postre tradicional elaborado principalmente con hielo triturado al que se añade jarabe de sabores, leche condensada u otros ingredientes como frutas, chamoy o dulces.
Son muy populares en distintas regiones del país, sobre todo entre la población infantil y durante épocas de calor. Por supuesto, son bebidas deliciosas; sin embargo, pueden no ser precisamente saludables.
Aquí te contamos todo sobre el perfil nutricional de los raspados mexicanos.
Los raspados mexicanos: una bebida no tan saludable

Desde el punto de vista nutricional, el mayor riesgo de los raspados proviene del contenido elevado de azúcares simples. Los jarabes empleados se elaboran generalmente con sacarosa, jarabe de maíz de alta fructosa o azúcar refinada, lo que puede llevar a un consumo excesivo de calorías.
Una porción habitual puede aportar entre 30 y 50 gramos de azúcar, cifra que rebasa la cantidad diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que sugiere limitar la ingesta de azúcares libres a menos del 10% del consumo energético total e idealmente por debajo del 5%.
El consumo frecuente de azúcares añadidos está asociado con un mayor riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2. En niños, la exposición constante a dulces y bebidas azucaradas puede promover la preferencia por sabores intensamente dulces, lo que dificulta el desarrollo de hábitos saludables a largo plazo. Además, los colorantes y saborizantes artificiales presentes en varios jarabes han sido señalados como posibles factores que exacerban ciertos trastornos de conducta en menores sensibles, aunque la evidencia científica aún genera debate.
Otro riesgo a considerar se relaciona con las condiciones higiénicas en que se preparan y expenden los raspados. En algunos casos, el hielo utilizado puede no estar elaborado con agua purificada, lo que eleva la probabilidad de infecciones gastrointestinales causadas por bacterias, virus o parásitos. Además, la manipulación inadecuada de insumos o utensilios podría facilitar la transmisión de enfermedades alimentarias.

El valor nutricional de un raspado es escaso: aporta principalmente calorías vacías, es decir, energía proveniente del azúcar, con mínimas proteínas, grasas saludables, fibra, vitaminas o minerales. Algunas variantes que incluyen fruta fresca pueden incrementar en cierta medida el contenido de micronutrientes, aunque el aporte sigue siendo limitado frente a la cantidad de azúcar presente.
A pesar de los riesgos mencionados, el consumo ocasional de raspados en el contexto de una dieta equilibrada y variada no suele representar un peligro grave para la salud en personas sanas. El problema surge cuando su ingesta es frecuente o sustituye opciones más saludables. La promoción de alternativas con menos azúcar, jarabes naturales y la implementación de medidas higiénicas estrictas en su preparación pueden reducir los efectos adversos.


