ANACAONA, LA ÚNICA MUJER QUE LE HIZO FRENTE A CRISTÓBAL COLÓN

Anacaona fue una mujer que se convirtió en leyenda tras hacerle frente a Cristóbal Colón y ser la reina más amada de su pueblo.

Hoy la recordamos por la festividad del 12 de octubre conocida como Día de la Raza o bien el Día de la Resistencia Indígena.

La única mujer que le hizo frente a Cristóbal Colón era una princesa taína (de las islas Lucayas, las Antillas Mayores y el norte de las Antillas Menores) descrita por fray Bartolomé de Las Casas como:

“Anacaona, una muy notable mujer, muy prudente, muy graciosa y palaciana en sus hablas y artes y meneos y amicísima de los cristianos”

Indígena, creyó siempre en la paz como medio para resolver cualquier conflicto, y pagó un precio muy alto por ello: murió condenada en la horca.

Cuando Cristóbal Colón llegó a la isla de Anacaona el 5 diciembre de 1492, esta se encontraba divida en cinco cacicazgos y el más grande era gobernada por Bohechío, su hermano.

La princesa, que entonces tenía 18 años, era respetada y muy querida en toda la isla por componer poesía y canciones, una manifestación cultural de los taínos.

Pero Anacaona vivía en Maguana debido a que estaba casa con su cacique, Caonabo, quien fue culpado de los asesinatos de varios hombres que Cristóbal Colón había dejado a cargo del Fuerte Navidad.

La realidad es que los indígenas defendieron a sus mujeres de los abusos cometidos por los hombres de Colón y Caonabo fue sacrificado injustamente.

¿Cómo se enfrentó Anacaona a Cristóbal Colón?

Anacaona pudo haber convencido a su marido de atacar a los hombres de Cristóbal Colón, pero tendría que haber subido por la cordillera Septentrional y bajar del otro lado para llegar a la zona costera del valle del Atlántico.

Esto le habría tomado al menos 63 horas, ¿cómo habría podido ir y regresar para informarle a Caonabo lo que pasaba en el Fuerte Navidad?

Lo que sí hizo fue que tras la muerte de su esposo, Anacaon se convirtió en cacique de Jaragua y de Maguana y como tal, participó en un levantamiento pacífico contra los invasores.

Al enterarse, el gobernador de las Indias, Nicolás de Ovando, armó una trampa y durante un encuentro organizado por la princesa en donde los recibieron con bailes y cantos, ordenó matar a los presentes.

Fue en julio de 1503 cuando Anacaona presenció como amarraban y quemaban vivos a sus ciudadanos en una persecución que sólo dejó vivos a 1,507 de los 60 mil nativos que Cristóbal Colón encontró.

Fray Bartolomé de Las Casas escribió sobre la trampa de Ovando a Anacaona:

“Los españoles les cortaron las piernas a los niños mientras corrían y, cuando algún español intentaba salvar a un niño subiéndolo a su caballo, otro venía y lo atravesaba con una lanza”

Anacaona y su hija sobrevivieron, pero no por mucho tiempo, pues fue apresada y conducida a Santo Domingo para morir condenada en la horca por conspiración.

El director del Museo de Anacaona asegura que “fue la reina taína más amada de todo el pueblo. Hasta su último día de vida no bajó la cabeza y donó su vida por ellos”.

Hoy, su historia es recordada en canciones como “Anacaona”, del cantante puertorriqueño Cheo Feliciano que conmemora la lucha y resistencia de los pueblos indígenas ante la invasión, el abuso y el saqueo de los colonizadores.

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