QUÉ SON LOS CFD: TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE ELLOS

Con la explosión de Bitcoin y, posteriormente, las acciones fraccionadas, el mundo de la inversión se ha democratizado. Con ello, casi cualquier persona con conexión a internet puede comenzar a invertir o tradear. Pero antes de ello, es recomendable siempre tener unos mínimos conocimientos financieros. Uno de los instrumentos que más se negocia actualmente es el contrato por diferencia (CFD por sus siglas en inglés). ¿Pero qué son los CFD? ¿Qué debes saber si estás pensando en invertir en ellos? ¡Te lo contamos!

¿Qué son los CFD?

Básicamente, los contratos por diferencia son un instrumento financiero especulativo que puedes encontrar en los mejores brókeres online, como, por ejemplo, IQ Option. Su capacidad de ofrecer beneficios a corto plazo los hace especialmente atractivos, especialmente porque permiten beneficiarse de los movimientos del mercado incluso cuando estos son negativos (lo que se llama posición en corto o ir en corto).

Por otro lado, otra de las características que hace que destaquen o que se diferencien de otros instrumentos financieros es que se trata de productos apalancados. El apalancamiento permite operar con un capital mayor del que en realidad se tiene. Digamos que es como comprar o vender a crédito. Eso sí, su principal ventaja es su principal desventaja: y es que, si la operación no sale como se espera, se pueden contraer fuertes pérdidas.

¿Qué tipos de CFD están disponibles?

Los contratos por diferencia ofrecen cuatro vías principales de inversión. A saber:

● CFD sobre divisas: Se trata de operar en el mercado Fórex, así como también en el mercado de criptomonedas. Hay gran diferencia entre ambas opciones. Mientras que el mercado Fórex se caracteriza por una volatilidad media-baja, las criptomonedas registran cambios bruscos en cuestión de minutos, lo que puede llevar a grandes beneficios, pero también a una espiral de pérdidas infinita.

● CFD sobre índices o ETF: Ten en cuenta que un contrato de diferencia basa su valor en el activo al que atiende, lo que se conoce como subyacente. En este caso, esos activos son réplicas de índices o ETF que, si sabes un poco de bolsa, se trata de valores que abarcan un conjunto de acciones empresariales. Estas agrupaciones pueden ser por sector, por tipo de economía, por importancia de las empresas…

● CFD sobre materias primas: Lógicamente, toman como referencia las materias primas, que se cotizan en las principales bolsas mundiales. Dos CFD muy utilizados son el oro y el petróleo. Este último ofrece momentos de gran volatilidad que permiten obtener enormes beneficios. También se pueden invertir en CFD basados en productos como, por ejemplo, la plata, el trigo, el caucho, el café…

● CFD sobre bonos y acciones: El primero de ellos se centra en la deuda de los países (los diferentes gobiernos venden bonos con retornos diversos para financiarse). Son poco volátiles, pero, a largo plazo, ofrecen buena rentabilidad. Eso sí, se trata de una opción bastante profesional. El segundo, por su contra, opera con el valor de las compañías que cotizan en bolsa, como, por ejemplo, Amazon.

¿Cómo funciona un CFD?

Partiendo de la base de que se trata de productos derivados complejos, los CFD funcionan del siguiente modo:

● Son muy similares en naturaleza a los contratos de futuros.

● Cuando termina la jornada bursátil, el bróker calcula la diferencia entre el precio de apertura y cierre. Posteriormente, se podrá añadir o eliminar dicha diferencia al saldo del trader.

● Cada nuevo día, se calculan las garantías que el trader ha de aportar derivadas de sus operaciones apalancadas.

● No disponen de fecha de caducidad o vencimiento. La operación se mantiene hasta que lo desee el trader (con la excepción de los contratos forward, que sí vencen e incluyen spread).

● Los gastos de financiación los asume el trader en caso de las posiciones en largo. Por el contrario, cuando se va en corto, es el bróker el que debe afrontar los gastos de financiación.

Con todo, es bueno ahondar asimismo en conceptos como el spread, así como aprender a utilizar herramientas de gestión de riesgo, como el stop-loss o takeprofit. De este modo, le sacarás el máximo partido a los CFD y otros productos de inversión.

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