Contingentes de migrantes continuaron llegando ayer a algunos de los marcadores con que se identifica el muro fronterizo para intentar ingresar a Estados Unidos, enfrentando la persecución del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional de Texas.
Personal de la dependencia federal mexicana llegaba en camionetas tipo pickup para aglomerar a los migrantes y comentarles que tenían prohibido permanecer en los linderos del río, ahuyentándolos hacia la mancha urbana o hacia Estados Unidos, se observó en un recorrido.
“Muévanse de aquí, tienen prohibido quedarse aquí”, dijo uno de los agentes federales. Detalló que no podían quedarse sobre ninguna porción de tierra que rodea el río del lado mexicano, ya fuera en el caudal o en el llamado bordo.
Ya en territorio de El Paso, Texas, elementos de la Guardia Nacional de aquel estado gritaban órdenes a los migrantes para que no intentaran cruzar la concertina y persiguieron a algunos que lo lograron, sin darles alcance.
Quienes consiguieron cruzar se unieron a la fila de decenas de migrantes, pegados al muro fronterizo, que esperan ser procesados por la Patrulla Fronteriza, mientras eran amedrentados por la Guardia si intentaban comunicarse con quienes se quedaron detrás del alambre de púas.
En el marcador 28, personas en contexto de movilidad montaron un campamento improvisado con cobijas y ramas que encontraron en el río, luego de cruzarlo para internarse en territorio estadounidense, se pudo ver.
Durante la espera, familias enteras optaron por comprar hielos de sabores (“bolis”) de hasta 20 pesos o cigarrillos de 10 pesos la unidad a dos migrantes que cruzaban con sus hieleras, quienes aseguraron ser de origen venezolano y que no cruzarían como sus clientes, sino que trabajarían en Juárez hasta conseguir una cita mediante la aplicación CBPOne para obtener permiso formal de ingreso.
“Es una suerte”, dijo un migrante que se limitó a observar a las familias intentando cruzar el caudal, quien pidió reservar su identidad. “Es una moneda al aire” el cruzar y esperar no ser devuelto, platicó.
Él cruzó hace dos meses a Estados Unidos por Matamoros, Tamaulipas, pero fue detenido por la Patrulla Fronteriza, misma que lo devolvió hasta Tapachula, Chiapas, por lo que su opción en esta segunda ocasión fue llegar a Juárez y también trabajar mientras espera su internamiento con los procedimientos que pide el Estado norteamericano.
Otro hombre contó que dos de sus seis amigos que cruzaron el domingo ya fueron liberados y se adentraron en el estado de Texas para empezar su versión del ‘sueño americano’, por lo que se dijo arrepentido de no haberlos acompañado.
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