El embajador sirio ante la ONU anunció este jueves que su gobierno permitirá el paso de la ayuda humanitaria por el puesto fronterizo de Bab al-Hawa, la principal puerta de entrada al noroeste del país, cerrada desde la expiración del mandato de la ONU el lunes.
Damasco “ha tomado la decisión soberana de permitir que las Naciones Unidas y sus agencias especializadas utilicen el punto de cruce de Bab al-Hawa para entregar ayuda humanitaria a los civiles necesitados en el noroeste de Siria, en medio de la cooperación y coordinación con el gobierno sirio para un período de seis meses a partir del 13 de julio”, dijo Bassam Sabbagh a la prensa.
“Acabamos de recibir la carta y la estamos estudiando”, dijo a la AFP Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU Antonio Guterres, a quien que el gobierno sirio envió su anuncio por correo.
Un mecanismo creado en 2014 permitió a la ONU entregar ayuda humanitaria a las poblaciones de las zonas rebeldes del noroeste de Siria, sin la autorización del gobierno sirio, que denunciaba periódicamente una violación de su soberanía.
Pero ese mecanismo expiró el lunes, luego de que el Consejo de Seguridad no lo prorrogara.
Rusia vetó el martes una prórroga de nueve meses, mientras que su propia propuesta de prórroga de seis meses, que incluía elementos políticos referidos en especial a las sanciones occidentales contra el régimen de Bashar al-Assad, fue a su vez globalmente rechazada.
Según la ONU, cuatro millones de personas que habitan en el noroeste de Siria, en su mayoría mujeres y niños, necesitan asistencia humanitaria para sobrevivir tras años de conflicto, crisis económicas, epidemias y una pobreza creciente agravada por devastadores terremotos.
El mecanismo que expiró el lunes ayudaba a unas 2,7 millones de personas cada mes.
Otros dos puntos de cruce seguían operativos, autorizados directamente por el presidente Assad después de los terremotos de febrero.
El puesto fronterizo de Bab al-Hawa, ubicado entre Turquía y Siria, concentra de todas maneras el tránsito del 85% de la ayuda humanitaria de la ONU hacia las zonas rebeldes.
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